domingo, 2 de diciembre de 2012

LA MISERIA DE LA RAZÓN, de Antonio Elorza ("El País", 1-12-12)

Vivimos tiempos que, más que difíciles, son tristes. Me da lástima la gente joven, pues no podrá evitar casi nada, sobre todo porque apenas se dan cuenta de las cosas.

Pero, creo que mejor que yo se expresa Antonio Elorza, por lo que vuelvo a transcribir uno de sus artículos cortos de "El País", el aparecido ayer sábado 1 de diciembre (en homenaje a impacientes le quito los 2 primeros párrafos):

"Al intentar la lectura de la imagen goyesca, pensé que lo de los pelos de punta reflejaba nuestra situación actual, en espera de la reforma universitaria. No hace falta sino repasar la comisión de los "11 sabios", a punto de consumar un auténtico regreso tecnocrático al pasado. Actitud lógica en algunos de sus miembros, sin duda competentes en sus áreas, pero que arrastran una trayectoria de conservadurismo y autoritarismo acorde con la línea política del ministro Wert y del Gobierno. Viene aquí a cuento el episodio de los debates electorales de 2008 comentados en Telemadrid, donde yo aprecié ventaja de Zapatero, mientras otro participante optaba por Rajoy. Al salir, me dijo: "No tiene remedio. Este Rajoy es un carca, de los pies a la cabeza. Más tisiste que una perecebeira de la ría de Pontevedra". En clave de humnor, el retrato es ajustado, pero conviene añadir que ese aire trsitón y dubitativo le viene muy bien al presidente para encubrir una acción de gobierno mediante la cual, al amparo de la crisis, sus ministros y gobernantes autonómicos están llevando a cabo una verdadera contrarreforma.

En primer plano del escenario, Gallardón y la sanidad. El primero, con decretos que del regreso de la cadena perpetua a las delirantes tasas y al regresivo proyecto de ley sobre el aborto, muestran un absoluto desprecio hacia una ciudadanía angustiada, así como una mentalidad preconstitucional. De la sanidad pública poco hay que decir: erosión constante. A favor de los recortes, transferencia de un recurso público fundamental a los interesas privados, sin garantía alguna de mejor gestión económica. [.....]

Otro tanto sucede en educación, donde a la sombra de los 11 sabios, de los cuales varios lo son -pensemos en los profesores Garicano o Azcárraga, entre otros-, se anuncia una caricatura del sistema americano, unida a la generalización de la miseria. El PP ya puso la primera piedra de este edificio antes de 2004 con el establecimiento de la ANECA, una Agencia de Evaluación que respondía a su técnica de controlar aspectos fundamentales de la gestión de un servicio público desde un organismo privado, que el gobierno a su vez controla, utilizando recursos procedentes de lo público. [....]

La gobernanza prevista para las universidades públicas sigue esa lógica. Las privadas, aunque sean de los Legionarios de Cristo, no son problema. Para la pública, fuera autonomía. Al parecer, todas las designaciones de órganos de gestión dependerán de los consejos sociales, donde supuestamente residirá la objetividad, es decir, los intereses que el poder público decida priorizar. La reforma de la universidad pública deviene destrucción de la autonomía universitaria, neofranquismo falsamente made in USA, imponiendo la lógica del mercado al profesorado en los términos habituales del PP: despidos que traerán luego la felicidad. El estrangulamiento económico se convierte en agente propiciador del proceso. Nada de una ley de financiación universitaria, como propone entre otros el rectos de la UCM, ni contención en la subida de tasas que elimina estudiantes fuera de los happy few y sofoca a los estudios de posgrado. En la visión del ministro Wert, un despotismo no ilustrado intentará hacer de la miseria virtud y progreso en los conocimientos. Imposible tarea. Aunque sin duda rentable.


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